Lo industrial pasa a ser orgánico; lo funcional, a ser simbólico.
Giro de cabeza es una obra formada por masas de color que cubren los pinceles del estudio del artista. La pintura, aplicada capa tras capa durante meses, deja inaccesible la forma de estos objetos y anula su función, pero les aporta nuevas narrativas. Lo industrial pasa a ser orgánico; lo funcional, a ser simbólico.
Las masas de color se expanden sobre un tablero a modo de paleta de pintor; una paleta que nos remite a la idea de taller y al trabajo del artista en el estudio, pero con la que pintar es imposible, ya que cada masa de color engulle sus propios utensilios.
Mediante esta pieza, Mora explora el potencial formal y simbólico de las herramientas de la pintura más allá de su funcionalidad como utensilios.