Vis a siV

Elena Alonso, Inma Herrera, Christian Lagata, Almudena Lobera, Guillermo Mora, Álvaro Negro y An Wei

04.05.2021 - 13.06.2021

 

PAS UNE ORANGE
Calle Trafalgar 45, Barcelona

Comisariado por Aurélien Le Genissel

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«Un modelo inédito que replantea la separación y el contacto, la imagen y la realidad, y que pone de manifiesto más que nunca el intersticio, el intervalo, ese entre-deux [entre-dos, entre medio] del que habla Emmanuel Levinas en su filosofía de la caricia.»

Aurélien Le Genissel

“El vis a vis se ha convertido en el dispositivo hermenéutico, social y emocional con el que nos relacionamos ahora con el mundo. La pandemia nos ha obligado a repensar nuestra manera de tocar, mirar y desplazarnos. Hablarse por la ventana, saludarse desde la distancia, mandarse cariño a través de imágenes digitales, delimitar burbujas… una serie de nuevos comportamientos que construyen inauditas formas de vida, como diría Giorgio Agamben y que moldean nuestra nueva manera de ver y sentir en el 2021.

Un modelo inédito que replantea la separación y el contacto, la imagen y la realidad, y que pone de manifiesto más que nunca el intersticio, el intervalo, ese entre-deux [entre-dos, entre medio] del que habla Emmanuel Levinas en su filosofía de la caricia. ¿Cómo recuperar la “espera de ese porvenir puro, sin contenido”1 que anida en la transgresión de lo sensible de la que habla el filósofo francés?

Algo así podemos sentir al descubrir la obra de Guillermo Mora cuyo título, Mitad tú, mitad yo (Francisca), nos remite ya a esos tiempos remotos de cuerpos entremezclados y despreocupadas impurezas. Una entrelazada proximidad de la materia que habla tanto de la propia realidad de la pintura como de un acercamiento sensorial y erotizado al otro. Lo mismo pasa con la impresionante instalación de Elena Alonso Visita Guiada, de la que encontramos un fragmento, adaptado al espacio, en la exposición que inauguramos. El simple hecho de tocarla -función para la que estaba hecha- adquiere hoy unas sorprendentes/prohibidas connotaciones. ¿Y qué hacer entonces? ¿Contemplarla únicamente?El hecho de mirar adquiere aquí tintes casi táctiles y la imagen “impone su presencia”, como bien dice Jacques Rancière.

Una reflexión que encontramos en el trabajo de Inma Herrera quien indaga en los procesos específicos de impresión gráfica, ahondando en las condiciones reales de fabricación de una imagen -en nuestra época etérea- y desplazando el formato tradicional hacía una fisicalidad de lo visual en relación al cuerpo y al objeto, trabajando en una materialidad que muchas veces olvidamos. Un eco también presente en los cuadros trascendentes de Álvaro Negro cuyo despliegue formal remite tanto a la luz en la historia de la pintura como a na modulación del espacio espositivo.

La imagen digital, y la manera de interpretarla, se encuentra asimismo en el centro Palette ASCII I de Almudena Lobera. Partiendo de una fotografía de su ordenador, la artista propone una transformación de lo virtual en un cuadro de formas codificadas, incomprensibles, fascinantemente abstractas, unvaivén de lenguajes con el que reflexiona sobre la realidad y su representación. No es casualidad que Lobera nos recuerde, en su rodapiés titulado Footnotes, que el vis a vis “significa en castellano: frente a frente, perdiéndose en la traducción la raíz arcaica del verbo ver del original francés” al tiempo que la propia obra plantea cuestiones de percepción del lugar y de delimitaciones espaciales.

Y es que, en francés, esta expresión aún se utiliza para describir aquello que vemos a través de nuestra ventana. Todas esas historias incompletas, esas escenas robadas que hemos descubierto durante los meses de encierro, esos ruidos y formas venidos del exterior, los destellos Verde Chroma que dejan entrever, de manera incompleta y enigmática los espacios privados detrás de las cortinas. Así se presenta la instalación de Christian Lagata, que toma cuerpo en la parte escondida de la exposición, casi en almacén como una tela de fondo privada sobre la que se despliega el resto de la muestra. Un espacio de intimidad que pronto puede volverse angustiante y limitado como muestra la pintura expandida The Great Scape de An Wei, reflejo autobiográfico de una época de libertad personal.

Un Vis a siV que finalmente es también una manera de retomar esa mirada, al mismo tiempo lejana y tan próxima, escéptica pero íntima, que Barcelona mantiene con la escena madrileña. Un cara a cara que podríamos calificar de territorial pero que no tiene pretensión alguna de resumir un contexto tan rico y complejo, cuyas influencias van más allá de la propia ciudad, sino más bien de tejer complicidades, lanzar guiños desde la (falsa) lejanía, y sobretodo visibilizar lineas y trabajos que no han encontrado tanto eco en la ciudad condal.