«Comencé a rellenar cada uno de los agujeros de mi bungalow con esos tapones de una increíble variedad cromática y de procedencias tan dispares como China, Austria o Canadá.»
Guillermo Mora
Durante mi residencia en Casa Wabi (Puerto Escondido, México, 2018) realicé una intervención site-specific sobre los muros de hormigón de Tadao Ando. Cada mañana caminaba una hora por la playa y me entretenía recolectando los tapones de las botellas de plástico que devolvía el mar. Uno de esos días, a mi regreso a mi bungalow, situé un tapón en uno de los agujeros del muro de hormigón. Vi que encajaba perfectamente.
Comencé a rellenar cada uno de los agujeros de mi bungalow con esos tapones de una increíble variedad cromática y de procedencias tan dispares como China, Austria o Canadá. Los muros grises iban complementándose con esos pequeños puntos de color de distintas “nacionalidades”. Lo que empezó como un pequeño gesto de limpieza de la playa, acabó dando un aspecto cromático y lúdico a los sobrios muros de hormigón, convirtiendo la arquitectura de mi habitación en algo parecido a la casita de Hansel y Gretel, cubierta por pequeños puntos de color que parecían caramelos.
Al final de mi residencia, todos los muros interiores y exteriores de mi bungalow quedaron cubiertos. De esta intervención queda únicamente la documentación fotográfica.
