Instalación site-specific
Pigmentos fluorescentes sobre superficies de DM imprimadas y policromadas
Dimensiones variables
«Del mismo modo que las paredes habían soportado el peso de la pintura siempre en vertical, la arquitectura de este espacio me brindaba la oportunidad de poder sujetar un plano pictórico en horizontal.»
Guillermo Mora
A partir de 2010 desarrollé una serie de obras formadas únicamente por capas de pintura plegadas que posteriormente quedaban sujetas y prensadas con unas gomas elásticas. Detrás de estos “packs” de pintura pura había un proceso lento de formación que comenzaba con el vertido de grandes cantidades de pintura sobre el suelo del estudio. Los charcos de color se expandían en el espacio de una manera aleatoria e irregular, a la espera de secar aproximadamente en un mes para posteriormente ser despegadas del suelo y plegadas.
En paralelo a esta práctica surgió en mi cabeza lo opuesto: hacer que esos charcos fuesen rígidos en vez de flexibles, convertir la mancha de pintura de nuevo en pantalla, y hacerla flotar. En cierto modo era como volver al “tableau”, al plano pictórico tradicional. De la misma manera que había estado despegando durante años las capas del suelo para luego plegarlas, empezaba a fraguarse la idea de este proyecto: poder despegar del suelo una superficie de pintura rígida y elevarla, separarla del plano y dejarla exenta en el espacio.
Elevar del suelo un plano de pintura y hacerlo flotar era imposible (por pura ley de gravedad), así que debía sujetarlo de algún modo a la arquitectura que lo rodeaba. De ahí vino la pregunta: ¿y si fuese la propia arquitectura del espacio la que sujetase el plano de color? Si la pintura ha estado sujeta en vertical durante siglos, ¿por qué no “colgarla” en horizontal, de lado a lado?
Visualicé las columnas de Tabacalera conteniendo la pintura de lado a lado. Del mismo modo que las paredes habían soportado el peso de la pintura siempre en vertical, la arquitectura de este espacio me brindaba la oportunidad de poder sujetar un plano pictórico en horizontal.
Incrustándolo en ella, encajándolo con fuerza, la pintura quedó sujeta y contenida en el espacio, dándole a éste un sentido expositivo activo.